martes, 1 de noviembre de 2011

El Virus de la Actitud

Pensemos negativamente.
Recomendaciones

1.- La única forma de salir ganando en una discusión es evitándola. ¿Por qué demostrar a un hombre que se equivoca? ¿Has de agradarle con eso? ¿Por qué no dejarle que salve su dignidad? No te pidió una opinión. No le hacía falta. ¿Por qué discutir con él? Hay que evitar siempre el ángulo agudo. Sólo hay un modo de sacar la mejor parte de una discusión: evitarla. "Si discute usted, y pelea y contradice, puede lograr a veces un triunfo; pero será un triunfo vacío, porque jamás obtendrá la buena voluntad del contrincante" dijo Benjamin Franklin. Piense, pues, en esto ¿Qué prefiere tener: una victoria académica, teatral, o la buena voluntad de un hombre? Muy pocas veces obtendrá las dos cosas. "El odio nunca es vencido por el odio sino por el amor" y un malentendido no termina nunca gracias a una discusión sino gracias al tacto, la diplomacia, la conciliación, y un sincero deseo de aprecia el punto de vista de los demás.
En algunas ocasiones una discusión puede causar demasiados problemas, se puede derivar de ella temas que no tienen ningún sentido, y de uno u otra manera lo que se puede hacer en estos casos es evitarla, vulgarmente como se dice  “dar el avión”. Debemos estar consientes que habrá discusiones de gran peso y que no siempre podremos no darle importancia, se tienen que enfrentar, hablar y no dejar pasar como si no pasara nada porque estaríamos cayendo en un error y más aún estaríamos evitando estos errores porque no los sabemos enfrentar, porque seriamos débiles de enfrentar alguna situación.

2.- "No debe perder tiempo en discusiones personales la persona que está resuelta a ser lo más que pueda, y menos todavía debe exponerse a las consecuencias, incluso a la ruina de su carácter y la pérdida de su serenidad.
Ceder en las cosas grandes sobre las cuales no puedes exhibir más que derechos iguales; y ceder en las más pequeñas aunque te sean claramente propias. Decía Abraham Lincoln: “Mejor es dar paso a un perro, que ser mordido por él al disputarle ese derecho. Ni aun matando al perro se curaría de la mordedura"
Más que nada tenemos que aprender a no darle importancia a aquellas cosas insignificantes, pero tampoco tenemos que ceder a las discusiones que traten de imponer alguna idea.

3.- Para impedir que un desacuerdo se transforme en una discusión: Acepte el desacuerdo (Cuando dos socios siempre están de acuerdo, uno de ellos no es necesario.); quizás este desacuerdo es su oportunidad de corregirse antes de cometer un grave error. Desconfíe de su primera impresión instintiva. Controle su carácter. Primero escuche, déle a su oponente la oportunidad de hablar, déjelo terminar. Busque las áreas de acuerdo y expóngalas antes los demás para que las acepten o rechacen.
Aceptar todo para no provocar una discusión podría volverse tedioso, monótono. Cada individuo se identifica por su manera de pensar y cada uno de nosotros somos diferentes, por lo tanto, para no caer en discusiones sin sentido, discusiones de imposición, como seres que razonamos tenemos que aprender a escuchar, a comprender en qué sentido se dice y porque se dice, sólo de esta manera se puede llegar al entendimiento sin necesidad de que siempre se esté de acuerdo en todo.

4.- Sea honesto; busque los puntos donde puede admitir su error, y hágalo, discúlpese por sus errores, eso desarmará a sus oponentes y reducirá la actitud defensiva. Prometa pensar y analizar con cuidado las ideas de sus oponentes; y hágalo en serio, sus oponentes pueden tener razón.
Agradezca sinceramente a sus oponentes por su interés. Posponga la acción de modo que ambos bandos tengan tiempo de repensar el problema (sugiera otra reunión). Cuando dos personas gritan, no hay comunicación, sólo ruido y malas vibraciones.
Existe una frase que dice “Lo siento, soy humano”; reconocer nuestros errores es una muestra de madures e inteligencia y debemos tener claro que no siempre estaremos en lo correcto en nuestras acciones. Detenerse por un momento y pensar detenidamente las cosas es de un individuo con suma paciencia y determinación. En algún momento podremos estallar en ira, comportarnos como personas inconscientes, que actúan por inercia; esto es válido porque somos seres humanos.

5.- Demuestre respeto por las opiniones ajenas. Jamás diga a una persona que está equivocada. No empiece nunca anunciando: Le voy a demostrar tal y tal cosa. Hace que quien lo escucha quiera librar batalla con usted, antes de que empiece a hablar. Si va usted a demostrar algo, que no lo sepa nadie. Hágalo sutilmente, con tal destreza que nadie piense que lo está haciendo.
Si alguien hace una afirmación que a juicio de usted está errada -sí, aun cuando usted sepa que está errada- es mucho mejor empezar diciendo: Bien, escuche. Yo pienso de otro modo, pero quizá me equivoque. "Ponte rápidamente de acuerdo con tu adversario" No hay que discutir con el cliente o con el cónyuge o con el adversario. No le diga que se equivoca, no lo haga enojar; utilice un poco de tacto, de diplomacia.
Dentro de este mundo existen diversas ideologías, por lo tanto, cada persona piensa de manera distinta, algunos pensamiento y formas de ver la realidad son buenas, otras aceptables y malas. Aunque nos encontremos en una postura correcta, algo verdadero, y alguien mas no lo esté, es desagradable y agresivo descalificar el punto de vista de los demás, eso nos llevaría a la falta de tolerancia que se tendría de los demás. Desde otro punto de vista, se podría hacer ver los errores de los demás siempre y cuando no tratando de imponer las ideas que emanan de ti.
6.- Si usted está equivocado, admítalo rápida y enfáticamente. Si sabemos que de todas maneras se va a demostrar nuestro error, ¿no es mucho mejor ganar la delantera y reconocerlo por nuestra cuenta? ¿No es mucho más fácil escuchar la crítica de nuestros labios que la censura de labios ajenos?
Diga usted de sí mismo todas las cosas negativas que sabe está pensando la otra persona, o quiere decir, o se propone decir, y dígalas antes de que él haya tenido una oportunidad de formularlas, y le quitará la razón de hablar. Cuando tenemos razón, tratemos pues de atraer, suavemente y con tacto, a los demás a nuestra manera de pensar; y cuando nos equivocamos -muy a menudo, por cierto, a poco que seamos honestos con nosotros mismos- admitamos rápidamente y con entusiasmo el error. "Peleando no se consigue jamás lo suficiente, pero cediendo se consigue más de lo que se espera".
Es bueno reconocer nuestros errores, también es bueno reconocer estos dando la razón de que se estuvo mal antes de que otra persona nos lo dijera, pero de qué sirve que esto se haga si no los estamos admitiendo a manera de reconocerlos para cambiarlos, sólo estamos dando la razón sin reconocerlos. Nuestro comportamiento seria ególatra, hasta cierto punto estaríamos burlándonos de la otra persona.
7.- Empiece en forma amigable. Si vienes hacia mí con los puños cerrados -dijo Woodrow Wilson- creo poder prometerte que los míos se apretarán más rápido que los tuyos, pero si vienes a mí y me dices: "Sentémonos y conversemos y, si estamos en desacuerdo, comprendemos por qué estamos en desacuerdo, y precisamente en qué lo estamos", llegaremos a advertir que al fin y al cabo no nos hallamos tan lejos uno de otro, que los puntos en que diferimos son pocos y los puntos en que convenimos son muchos, y que si tenemos la paciencia y la franqueza y el deseo necesario para ponernos de acuerdo a ello llegaremos." Es como juicio que dice: "Una gota de miel caza más moscas que un galón de hiel".
La confianza se genera por la forma en que un individuo se relacione con las demás personas. Su propio estado en el que se encuentra puede causar seguridad y tratar cualquier tipo de conflictos a pesar que se esté en desacuerdo con algunos puntos de vista, siempre llegando a un decisión y entendimiento, pero siempre que no se genere esto habrá reniego entre ello.
8.- Consiga que la otra persona diga "Sí, sí", inmediatamente. Cuando hable con alguien, no empiece discutiendo las cosas en que hay divergencia entre los dos. Empiece destacando -y siga destacando- las cosas en que están de acuerdo. Siga acentuando -si es posible- que los dos tienden al mismo fin y que la única diferencia es de método y no de propósito.
Sólo pensarlo como si fuese un método, estaremos cayendo vulgarmente dicho en dar la corriente, estaríamos engañándonos a nosotros mismos. El hombre emplea la hipocresía para engañarse a sí mismo, acaso más que para engañar a los otros. De alguna u otra manera en ocasiones fingimos que nos agradan las ideas y las cosas cuando en realidad no es lo cierto.
9.- Cuando una persona ha dicho No todo el orgullo que hay en su personalidad exige que sea consecuente consigo misma. El orador hábil obtiene "desde el principio una serie de Seis", como respuesta. Discutir no da beneficios, es mucho más provechoso e interesante mirar las cosas desde el punto de vista del interlocutor y hacerle decir "sí, sí" desde un principio. Método socrático: obtener una respuesta de "sí, sí". Hacía preguntas con las cuales tenía que convenir su interlocutor. Seguía ganando una afirmación tras otra, hasta que tenía una cantidad de "seis" a su favor. Seguía preguntando, hasta que por fin, casi sin darse cuenta, su adversario se veía llegando a una conclusión que pocos minutos antes habría rechazado enérgicamente. Quien pisa con suavidad va lejos.
A veces creo que la mejor capacidad que el ser humano tiene se utiliza de mala manera. Las relaciones que entablamos día a día siempre tienen un objetivo, otras no. El persuadir y convencer a los demás para causar un efecto de sentido ya sea bueno o malo, me desagrada. Atacar, ¿con que afán se hará?, ¿acaso quieren algunos berzotas difundir e imponer sus ideas o cual será la razón? Es una situación demasiado compleja y deplorable.

10.- Permita que la otra persona sea quien hable más. Casi todos nosotros, cuando tratamos de atraer a los demás a nuestro modo de pensar, hablamos demasiado, lo cual es un error. Dejemos que hable la otra persona. Si estamos en desacuerdo con ella, podemos vernos tentados a interrumpirla. Pero no lo hagamos. Es peligroso. No nos prestará atención mientras tenga todavía una cantidad de ideas propias que reclaman expresión. La verdad es que hasta nuestros amigos prefieren hablarnos de sus hazañas antes que escucharnos hablar de las nuestras. En conclusión: "Si quieres tener enemigos, supera a tus amigos; si quieres tener amigos, deja que tus amigos te superen".
Normalmente, una persona se siente tomada en cuenta cuando se es escuchada, el interponerse o cortar a la persona puede resultar ofensivo para la otra debido a que se le impide seguir expresándose, pero no lo veo de esa manera, siempre que se da esta situación, se debe de dar equitativamente, aunque en algunos casos puede suceder lo contrario.

11.- Permita que la otra persona sienta que la idea es de ella. Trate honradamente de ver las cosas desde el punto de vista de la otra persona. ¿No sería más sagaz hacer sugestiones y dejar que los demás lleguen por sí solos a la conclusión? Al hombre hay que enseñarle como si no se le enseñara y proponerle lo desconocido como olvidado. Dejar que la otra persona sienta que la idea es suya. "La razón por la cual los ríos y los mares reciben el homenaje de cien torrentes de la montaña es que se mantiene por debajo de ellos. El sabio que desea estar por encima de los hombres se coloca debajo de ellos; el que quiere estar delante de ellos se coloca detrás" manifestaba Lao Tsé.
La influencia que ejercemos sobre los demás es algo impactante, se toma el control mediante nuestro comportamiento sutil ante los demás, un método de imposición ante las ideas del otro individuo.

12.- Recuerde que la otra persona puede estar equivocada por completo. Pero ella no lo cree. No la censure. ¿Qué pensaría, cómo reaccionaría yo si estuviera en su lugar? Al interesarnos en las causas es menos probable que nos disgusten los efectos. El buen éxito en el trato con los demás depende de que se capte con simpatía el punto de vista de la otra persona. "Se coopera eficazmente en la conversación cuando uno muestra que considera las ideas y sentimientos de la otra persona tan importantes como los propios. El modo de alentar al interlocutor a tener la mente abierta a nuestras ideas, es iniciar la conversación dándole claras indicaciones sobre nuestras intenciones, dirigiendo lo que decimos por lo que nos gustaría oír si estuviéramos en la piel del otro, y aceptando siempre sus puntos de vista".
¿Qué efecto será aquel que causan sobre nosotros para que nos orillemos ante otro para no mostrar la realidad que sabemos desde un principio? Lo que he pensado es no reprimir sus pensamientos y dejar dar un punto de vista aunque sea erróneo.

13.- Muestre simpatía por las ideas y deseos de la otra persona. Frase mágica que sirva para detener las discusiones para eliminar malos sentimientos, crear buena voluntad y hacer que se lo escuche atentamente: “Yo no lo puedo culpar por sentirse como se siente. Si yo estuviera en su lugar, no hay duda de que me sentiría de la misma manera." La especie humana ansia universalmente la simpatía.
El ser humano anhela simpatía de todos los que lo rodean, pero si no es una simpatía sincera y sólo se hace para detención de una discusión, donde quedan realmente nuestra manera de pensar y visualizar las cosas.
14.- Apele a los motivos más nobles. Por lo común la gente tiene dos razones para hacer una cosa: una razón que parece buena y digna, y la otra, la verdadera razón. A fin de modificar a la gente apelemos a sus motivos más nobles.
Apelar al lado más noble es fingir que no lo es. Si queremos evitar discusiones debemos aceptar nuestros errores y no disfrazarlos mediante el sin fin de mascaras. Estas no tienen ningún sentido

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